viernes, junio 5

Relax ...

La verdad es que no me dejarán mentir, pero entre los múltiples problemas que se generar en mi vida a raíz de mi colección de manías y malos hábitos creo que además de lo impuntual, tengo otro gran conflicto: no tengo ni madres de paciencia.

Quiero que todo se resuelva en cinco minutos… o menos. No me gusta esperar para nada, si hay cola mejor lo hago otro día o no lo hago, soy malísima con los niños y los acertijos simplemente me exasperan porque soy muy lenta para llegar a la respuesta.

Sin embargo, he podido esperar gente horas, cuidar niños, darle vueltas a lo mismo durante semanas, resolver acertijos, armar rompecabezas y leer cosas aburridas e interminables.

Tengo la firme hipótesis de que la vida te mete tus escarmientos precisamente de la pata que cojeas, de la misma forma que me he metido en desmadre y medio por llegar tarde, algunas de las cosas más relevantes de mi vida tienen algo que ver con esperar.

En el más común de los casos eso me tendría vuelta una bestia, azotando las cosas y gruñéndole a la gente como si sirviera de algo… pero no, solo no. Algo de lo que he aprendido, no sin muchos desmadres, es que todo, en verdad todo depende como lo tomes y aunque sigo siendo en el fondo una bestia parda, a veces me alcanza la poquita lucidez para tomar decisiones menos disparatadas.

Así que aquí ando, esperando y pensando mucho, aunque sigo pensando alguien quiere que se me quite lo impaciente … y lo está haciendo a la mala.