lunes, enero 3

Luego de meses...


Si bien sobra decir que la constancia jamás ha sido lo mío, cometeré igual la obviedad de comentar que he andado desaparecida  y hasta alegar que tengo una buena razón para ello. En fin, todo sea para contarles que en los últimos meses mi vida ha dado un completo y absoluto giro.

Se terminó la escuela. Podría decir muchas cosas para salvarme a mi misma de palabras tan terribles y todo lo que significan  pero no hay mucho que hacer. Puedo regresar cuando quiera, más  ya nunca será lo mismo, no más;  por fin esa línea tan lejana del horizonte que no se veía llegar un día ya estaba detrás de mí.  

Sorprendentemente, este es el primer final en mi vida que no curso dolorosamente. Por primera vez sólo elegí tomar lo que más me gusto, despedirme y seguir con la consigna de saber que siempre que algo se termina, empieza otra cosa. Tan simple, tan maravilloso y tan terrible.

De repente entré a un periodo de mucho desorden; mucho, demasiado que hacer, poco tiempo para hacerlo y además la energía no alcanza. Frustrante pero también necesario, ya me hacía falta revisar con que andaba cargando y para qué de eso tengo energías y sobretodo voluntad de llevarlo a cuestas. Las cosas están ahí, falta saber si yo quiero estar para ellas.

La situación misma me lleva a elegir y lo mejor es que está bien; había piezas en este rompecabezas que no tenían que estar ahí  y yo me esforzaba en hacerlas entrar a golpes, mejor dejarlas si es que no tienen sentido. 

En fin,  por ahora camino; se acabó la premura, de correr con prisa o la soledad de caminar perdida buscando calles que están muy lejos y a las que ya no se puede llegar a pie. Sólo camino, como cuando vas temprano a algún lado y te puedes dar el lujo de mirar el paisaje, por fin disfruto del paisaje; no tengo todo lo que quiero pero sí lo que por ahora necesito y sobretodo se que lo demás eventualmente caerá en mis manos, sólo es cosa de seguir avanzando.