miércoles, agosto 3

Back again

Aprovecho un océano mental de la mujer que se hace llamar mi editora para escribir algo. Y es que no me he dado a la tarea de escribir no por falta de interés, sino por desidia – mi gran peste-.
Muchas cosas han cambiado desde la última vez que me atreví a publicar algo más la ausencia no se debe a la falta de material; algunos borradores pueden rescatarse, otros no tanto, procuraré hacer una selección.
¿Qué decir? Muchas ideas y muchos planes. A casi nada de envejecer oficialmente un poco más, me siento tranquila y muy entusiasmada. Ya se notará según lo que voy plasmando. Alguien me dijo una vez que el tiempo pone todo- y a todos- en su lugar. Mi ansiedad usual me impedía notarlo, pero que razón tiene.
Me siento ahora mucho más en mi lugar y lo agradezco bastante.
Merci tout le monde

lunes, enero 3

Luego de meses...


Si bien sobra decir que la constancia jamás ha sido lo mío, cometeré igual la obviedad de comentar que he andado desaparecida  y hasta alegar que tengo una buena razón para ello. En fin, todo sea para contarles que en los últimos meses mi vida ha dado un completo y absoluto giro.

Se terminó la escuela. Podría decir muchas cosas para salvarme a mi misma de palabras tan terribles y todo lo que significan  pero no hay mucho que hacer. Puedo regresar cuando quiera, más  ya nunca será lo mismo, no más;  por fin esa línea tan lejana del horizonte que no se veía llegar un día ya estaba detrás de mí.  

Sorprendentemente, este es el primer final en mi vida que no curso dolorosamente. Por primera vez sólo elegí tomar lo que más me gusto, despedirme y seguir con la consigna de saber que siempre que algo se termina, empieza otra cosa. Tan simple, tan maravilloso y tan terrible.

De repente entré a un periodo de mucho desorden; mucho, demasiado que hacer, poco tiempo para hacerlo y además la energía no alcanza. Frustrante pero también necesario, ya me hacía falta revisar con que andaba cargando y para qué de eso tengo energías y sobretodo voluntad de llevarlo a cuestas. Las cosas están ahí, falta saber si yo quiero estar para ellas.

La situación misma me lleva a elegir y lo mejor es que está bien; había piezas en este rompecabezas que no tenían que estar ahí  y yo me esforzaba en hacerlas entrar a golpes, mejor dejarlas si es que no tienen sentido. 

En fin,  por ahora camino; se acabó la premura, de correr con prisa o la soledad de caminar perdida buscando calles que están muy lejos y a las que ya no se puede llegar a pie. Sólo camino, como cuando vas temprano a algún lado y te puedes dar el lujo de mirar el paisaje, por fin disfruto del paisaje; no tengo todo lo que quiero pero sí lo que por ahora necesito y sobretodo se que lo demás eventualmente caerá en mis manos, sólo es cosa de seguir avanzando.

miércoles, septiembre 29

Errantes

Padezco algo que, con un poco de atención a los que me rodean, caigo en cuenta que es una especie de mal familiar: creer que la vida es un solo tiro, que por cierto, ya fallamos. Creer que  estamos encarrilados en un solo camino del cual no podemos virar de rumbo.
¿Será? Yo  me niego a creerlo. La vida es demasiado larga cómo para creer que lo que elegimos en determinados momento y ocasión es lo único. Las circunstancias cambian y nosotros con ellas;  es necesario permitirse echar el paso hacia donde nos lleven nuestras nuevas circunstancias y necesidades.
Tampoco es que esté defendiendo la inestabilidad de quienes quieren hacer algo distinto cada mañana y no concretan nada; más bien se trata de considerar el camino andado y seguir hacia ese nuevo rumbo que nos permita crecer con lo ya aprendido. Nunca es tarde, y ¿Cómo podría serlo? La dureza contra la que nos azotamos  no es la realidad sino nuestros propios prejuicios.
Siempre se puede reconsiderar el camino y, curiosamente, esos momentos de crisis personal en los que menos nos sobra paciencia para pensar y escucharnos son los más idóneos para ver bien dónde estamos parados, qué estamos haciendo y sobre todo, si lo estamos haciendo bien.
Da miedo, más cuando nos casamos con la idea de que nuestra forma de vida es parte de nosotros  y no hay otra manera de vivirnos. Pero si no somos la misma persona de hace dos, cinco, diez años… ¿Porqué nuestra forma de vivir la vida tiene que ser la misma que en ese momento? Creo que la respuesta es porque aunque no grato sí es cómodo no cuestionarse el rumbo, sólo seguir andando.
La comodidad y el miedo, esos dos que aunque es necesario sentirlos para andar sin muchos líos, dejar que se apoderen de nuestras vidas es peor que equivocarse un poco a cambio de la respuesta certera a la gran pregunta : ¿qué tal si…?

Erase Rewind/The Cardigands

miércoles, septiembre 22

Un poco de lucidez

Gustavo Cerati- Tracción a sangre
No puedo evitarlo. Soy de esas personas que cada cosa que les acontece la mascan hasta el cansancio. Lo más triste del caso, es que ese proceso casi tortura no nos lleva a ningún lado; mi reino por una conclusión que sea razonable y a la vez no se pelee con lo que mi pecho contiene sin embargo, triste realidad.
Precisamente por eso, los momentos en que una conclusión sabia llega a mí y me retumba lo suficiente para que no sólo vaya cómo idea pasajera y me ayude a ver con un poco más de claridad siempre es bien recibida.
Conclusión: Estoy resentida y peleada con la vida. Juro que me debe muchas, bastantes y no espero la hora en que me las pueda pagar, pero ¿y si no me debe nada? ¿Y si por el contrario la que no reconoce cuando tomó de más soy yo y lo que considero deudas son sólo pagos pendientes?
La perspectiva cambia bastante, pero por ahí dicen que en el pedir esta el dar ¿y si mejor damos sin pedir? Creo que es de esos momentos en que en el ofrecimiento mismo puedo encontrar lo que yo necesito. Al menos estos últimos días me ha funcionado y no tienen una idea de lo tranquila que me he sentido. Sabe bastante bien andar sin agobios ni dolores; cómo dice la canción… y el mundo sonríe conmigo.

jueves, septiembre 2

Del porqué del nombre de este blog...


Muchos, bastantes ayeres hacen desde que abrí por primera vez un blog y no tantos desde que abrí este. Intentó ser una forma de ir entrenando los dedos a esta labor de escribir que me gusta tanto, aunque no tengo el talento que hubiese deseado, y terminó por ser un espacio de catarsis  donde rio, lloro, me quejo y me sigo quejando; un espacio donde tengo la libertad de mis propios dedos y que me sirve para hacer partícipes a los que leen de esas cosas que me pasan y tengo que contar.

Enfrentarse a una página en blanco no es fácil; requiere de cierto valor y sinceridad que no siempre llega cuando se tiene ese espacio transparente, listo para ser contaminado con la carga que le imprimen nuestras palabras pero es necesario ensuciar para sacar un poco de todo lo que nos recorre la cabeza.

Ante todo, siempre se comienza con un título. El de este blog se eligió gracias a una canción; una canción que ahora comparto con ustedes y que, a pesar de lo adecuada que queda para la ocasión, hice mía en un contexto totalmente distinto al que actualmente cerca mi vida pero habla de algo más que cierto y que continuamente tengo tiempo de corroborar: Siempre hay que empezar de nuevo.

La vida siempre son nuevos inicios, eso lo sabía cuando elegí esa canción, eso lo sé ahora. Lo que en ese momento ignoraba o quise ignorar por completo fue que esos nuevos inicios se generan gracias a que algo más termina. Nada ni nadie es para siempre, algo que me gustaría me entrara más fácil en la cabeza y no me causara tantos conflictos.

Siempre que algo termina, no puedo evitar esa sensación de tristeza y vacio que me causa el apego que le genero a todo lo que transita por mi vida; intento apretarlo entre las manos aunque el apretón sólo me sirva para que se me vaya más rápido. Curso y recurso esa tristeza y vacio, me instalo en mi  melancolía y pareciera que nada ni nadie me moverán de ahí.


Afortunadamente, aunque me cuente lo contrario, tengo un espíritu bastante optimista y eventualmente entiendo las cosas y asumo el lugar que tomaron luego de la sacudida, trato de capitalizar de la mejor manera lo aprendido y rescato de la mugre lo mucho o poco que me queda. La fe vuelve y trae consigo una mente más clara lista para creer de nuevo y seguir caminando.

¿Miedo? Pues sí, el necesario pero no me doblo, simplemente trato de afrontarlo y seguir adelante, esa única opción en el camino. Hoy se termina algo y tengo derecho de elegir con que me quedo; lo que me sirve lo atesoro, lo que me lastima se puede quedar tirado en el camino, eso no lo quiero. Al frente sólo hay camino, mucho camino por andar así que no hay espacio para lastres innecesarios, es mejor dejar espacio para todas esas cosas buenas que vienen y que habrá que buscar donde poner.

Respiro fuerte y aquí voy. Aquí voy una vez más, vuelvo a comenzar, a seguir buscando eso que aún no encuentro, eso que aún no sé que necesito pero eventualmente aparecerá y reconoceré como mío.


viernes, junio 11

Ramén

Advertencia: Dicho sea de una vez, creo que las religiones son dogmas que merecen su respeto pero con los que no necesariamente tengo o debo de estar de acuerdo. Aunque trato de proferir el mayor respeto a sus seguidores, también me tomo la libertad de criticar en ellas las formas que, en mi opinión, más que aportar algo a la humanidad, la dañan. Nada personal. Para mí no hay religión, institución religiosa o fe mejor que otra, todas poseen tanto sus aciertos como sus desatinos. Al igual que la libertad de expresión, la libertad de culto es fundamental en cualquier lado; así como yo puedo creer y escribir lo que quiera, los demás también.

Aclarado el punto, ahora sí, el post


Si fuésemos capaces de entender que no todos tienen que creer en lo mismo que nosotros el mundo sería un lugar mejor y además más tranquilo, pero eso desgraciadamente está más que lejos. La mayoría de las religiones tienen implícito un discurso discriminatorio, terriblemente agresivo en el que sólo nosotros “los iluminados” nos vamos a salvar y “los demás” arderán en el infierno o cualquier versión análoga del patíbulo para los raros y es precisamente por eso que opté por abandonar la religión que aprendí y cualquier otra. Sin embargo la luz ha llegado a mi vida y he encontrado una alternativa para dirigirmis esperanzas: el pastafarismo(si como yo antes de ver esta viñeta , no tienen idea de quién es el Monesvol o el pastafarismo, aquí está la respuesta)

Parece increíble que una broma para denunciar la mojigatería y el oscurantismo imbécil que aún existe en el mundo pueda tener más sentido que tantas religiones o más bien, tantas interpretaciones ofrecidas por distintas instituciones religiosas. Cuando leí los “mandamientos” o más bien los “prefería que no” del Monesvol, me convencí, helos aquí (tomados de este post ):

  1. Me gustaría mucho que no actuases como un imbécil santurrón que se cree mejor que los demás cuando describas mi tallarinesca santidad. Si algunos no creen en mí, no pasa nada. En serio, no soy tan vanidoso. Además esto no es acerca de ellos así que no cambies de tema.

Comenzamos bien. Dudo mucho que una entidad como Dios caiga en sandeces como la vanidad o la megalomanía, eso es de humanos, de los humanos que capitanean tu religión y no quieren perder dinero. No creo que dios tenga represalias contra quien por cuestiones étnicas y culturales se atreve a llamarlo y honrarle de una forma distinta a la tuya.

Además retoma un punto muy importante: Es TU fe, el camino que TÚ elegiste en la vida; recórrelo tú y respeta a quienes no lo comparten. Punto para el Monesvol

  1. Me gustaría mucho que no usases mi existencia como un medio para oprimir, subyugar, castigar, eviscerar, o... ya sabes, ser malo con otros. Yo no requiero sacrificios, y la pureza es para el agua potable, no para la gente.

Otra vez, bingo. La religión ha sido uno de los móviles mayores para masacrar, saquear, y denigrar a los que son distintos. Si dios existe, estoy segura que estaría bastante encabronado de ver lo que las instituciones que dicen representarlo han hecho en su nombre. Por otra parte ofrece una solución simple a las prohibiciones: cosa de cada quien mientras no perjudiquen a otros, nada más razonable. Libertad ante todo.

  1. Me gustaría mucho que no juzgases a las personas por su aspecto, o cómo visten, o la manera en que hablan, o... mira, solo sé bueno, ¿vale? Ah, y que te entre en la cabeza: mujer = persona, hombre = persona, Samey = Samey. Ninguno es mejor que el otro, a menos que hablemos de moda, claro, lo siento, pero eso se lo dejé a las mujeres y a algunos hombres que conocen la diferencia entre verde mar y fucsia.

Para el Monesvol todos somos iguales y así debemos ser tratados, siempre con respeto a nuestras diferencias. Mucho más de lo que puedo decir del discurso sexista y discriminatorio que muchas religiones imponen.

  1. Me gustaría mucho que no tuvieras una conducta que te ofenda a ti mismo, o a tu compañero amoroso mentalmente maduro y con edad legal para tomar sus propias decisiones. Respecto a cualquier otro que quiera objetar algo, creo que la expresión es "jódete", a menos que lo encuentren ofensivo, en cuyo caso pueden apagar el televisor y salir a caminar, para variar.

Una extensión del anterior con un plus: tu pareja es un ser tan capaz como tú, no subordinado a ti ni culpable de tus males, si hay diferencias o se dejan por la paz o se negocian.

  1. Me gustaría mucho que no desafiaras las ideas fanáticas, misóginas, y de odio de otros con el estómago vacío. Come; luego ve tras los cabrones.

Básico. Algo en el estomago antes de hacer el mundo un lugar mejor.

  1. Me gustaría mucho que no construyeras iglesias/templos/mezquitas/santuarios multimillonarios a mi tallarinesca santidad cuando el dinero podría ser mejor gastado en (tú eliges):
    1. Terminar con la pobreza.
    2. Curar enfermedades.
    3. Vivir en paz, amar con pasión, y bajar el precio de la televisión por cable.
      Puedo ser un ser omnipresente de carbohidratos complejos, pero disfruto de las cosas sencillas de la vida. Yo lo sé, para eso SOY el creador.

Tenemos montones de dinero ¿Hacemos algo socialmente responsable con quienes nos han ayudado a vivir en semejante lujo y opulencia? ¡No! Mejor construyamos un templo de millones de dólares para que toda la gente pobre que muere de hambre y enfermedades curables vaya a rezar y a dejarnos más dinero. Claro, seguro dios haría algo así.

  1. Me gustaría mucho que no fueses por ahí contándole a la gente que te hablo. No eres tan interesante. Madura ya. Te dije que amaras a tu prójimo, tío, ¿no entiendes las indirectas?

Por aquellas religiones que tienen a manipuladores profesionales que dicen hablar con dios para atraer gente a sus filas, si todos somos sus hijos seguro que a todos nos trata y nos considera igual.

  1. Me gustaría mucho que no le hicieses a los otros lo que te gustaría que te hiciesen a ti si te van las... eh... las cosas que usan mucho cuero y lubricante. Si a la otra persona también le interesa (conforme a #4), entonces disfrútadlo, sacaos fotos, y por el amor de Mike ¡usad un PRESERVATIVO! En serio, es un pedazo de goma. Si no hubiera querido que disfrutarais al hacerlo hubiera añadido pinchos, o algo.

Un dios comprensivo, respetuoso de las diferencias y el trato digno entre las personas que hasta promueve el uso del condón, ¡caray! ¿¡¿¡Que más necesitamos?!?!?! En verdad creo que la apertura, el respeto a las diferencias y el trato igualitario son parte de las cosas que necesita la humanidad para coexistir y no hay manera más fácil de comenzar que por nosotros mismos.

Ahí está la razón por la que de hoy en adelante el pastafarismo será mi camino a seguir, ¿no se animan?

martes, mayo 25

A timmin' tragedy

Dicen que los asesinos de tiempo son suicidas inconscientes. Puede ser que sí. En lo que a mí respecta, el tiempo y yo llevamos una muy mala relación. Siempre me anda sobrando o faltando, pocas y contadas son las veces que cuento con justo el tiempo que necesito, ni más ni menos.

Travesías, procesos, situaciones que deberían tomarme poco tiempo se prolongan haciéndose laberintos en los que cualquiera un poco de sentido común se hubiera quedado no más de unas cuantas semanas y que yo llevo habitando meses… a veces hasta años. Soy la única persona que conozco que puede lograr que una actividad tan simplona como ponerse un par de tenis y sudadera se convierta en una labor de al menos veinte minutos y ejemplos como esos me sobran, de verdad que me sobran.

Son muchas, en verdad muchas las cosas que se me han pasado y apenas tengo una pequeña noción de que tienen tanto tiempo; parece que apenas sucedieron y a esa idea me aferro sólo para sacudirme el polvo después y ver que esos 3 minutos a la de sin susto ya son tres días, tres semanas… y yo sin saber a ciencia cierta que ha sucedido.

Cada mañana me peleo con  el reloj, le reclamo lo que se lleva, lo que se fue con él, lo que aún no llega pero ya se está tardando; el tren que no viene, el coche que no se apura, el sueño que viene tarde la vida que ya tiene tanto que se acabó… Extremos siempre,  o muy tarde o antes de tiempo, pero siempre inoportuno. Y, contrario a lo que yo misma hubiese dicho en otras circunstancias, creo que esta vez he tenido suficiente.

Esta vez ya no quiero correr ni esperar, ya estoy harta de mirar a ambos lados del andén los trenes que se van y no me llevan, los que aún no vienen por mi; Ya. Esta vez, solo quiero ver el andén: quien me acompaña, a donde vamos, porqué, agradecer que estamos juntos y tratar de volver lo más significativos posibles los ratos juntos. Sin preguntar nada, ni un hasta cuándo. Sólo vivir, respirar.